Estamos
obsesionados con la idea de dejar huella, de ser recordados, no queremos pasar
por esta vida sin ser detectados, de allí nuestro afán de muchas maneras
trasmitido.
Pero la
verdad es esta, nos espanta ser invisibles. O sentirnos de esa manera.
Solo toma
unos minutos y piensa en todas las personas que han pasado por tu vida, podemos
decir “Ojala no me recuerde” pero vaya que si queremos dejar una marca en su
vida, algo que le haga recordar que estuvimos ahí.
¿Qué
pasaría si un día todas las personas que herimos, amamos o impactamos, dejaran
de recordarnos? ¿Tendría sentido vivir así? Somos humanos y nuestra vida se
basa casi totalmente en la interacción con otros.
Si dejaran
de recordarnos, si fuéramos olvidados en una noche, para amanecer al día
siguiente para ser solo un desconocido en la vida de quienes te importaron,
estaríamos en un estado de depresión asfixiante, terminaríamos matándonos.
Por eso
digo ahora, lo importante que es recordar y no olvidar, no sé, no comparto la
idea de que es mejor olvidar, incluso a las personas que partieron antes que
nosotros, como lo he dicho más de una vez, haciendo hincapié en la muerte de un
amigo muy cercano, que me abandono hace
más de un año.
“Si
recordarle, duele, quiero que me duela por siempre, porque nunca aceptare que
él no debería estar aquí” me han regañando más de una vez por este
comportamiento mío, pero aferrarme a eso, es lo que me hace tenerlo siempre
conmigo, porque de alguna forma me aterraría pensar que llegue un día en que lo
olvide o él a mí, oh vamos, ya sé que donde esta él, él no ha de pensar en mí,
pero si yo lo recuerdo, entonces él está vivo.
Y quiero
que me recuerden si un día me voy antes que todos, antes que tú, como siempre
presiento, quiero que me recuerden, mis padres y mis hermanos, como la chica
que les hizo jalarse los cabellos más de una vez, como la que se quejaba de ser incomprendida, quiero que me recuerden
todos los chicos a los que amé, que recuerden, por Dios, quiero que recuerden
que los amé, y que por nada olviden eso.
Que
escribía estupideces y cosas buenas también, que amaba la música, y que vivió
para tocar un piano en alguna plaza y que todos escucharan la melodía que
saldría de su corazón, que cuando tocaba sentía que escribía, y cuando escribía sentía
que tocaba.
Que tenía
cicatrices en las muñecas que muy pocos supieron e incluso aún más pocos las
vieron. Que soñaba, que nunca dejo de soñar.
Quiero que
recuerden como era, y como los impacte, que me extrañen, que me odien, que se
rían, que se burlen, lo que sea… pero si no pueden y tienen que borrarme
ustedes o el tiempo, si llegaran a
olvidarme, olvídenme con y solo por amor.
Cry
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